lunes, 19 de noviembre de 2012

¿RESCATE?


Estas semanas hemos oído a nuestro ministro de economía don Luis de Guindos y al ministro de economía alemán afirmar que España no necesita un rescate. Al mismo tiempo, el Banco Central Europeo transmite a la opinión  pública que Europa está preparada para rescatar a España en cuanto este lo solicite. Igual que estas noticias aparentemente contradictorias, hemos recibido otras muchas informaciones a lo largo de los últimos meses. ¿Tiene que ser España rescatada? ¿Tiene que serlo solo parcialmente? ¿Hay dinero suficiente para rescatar al Reino de España? ¿Basta con rescatar la parte dañada del sistema financiero español? ¿Puede permitirse Europa y el Euro una quiebra de su cuarta economía? ¿Es un problema de una economía como la española, o es un problema de la zona Euro?
La economía española tiene un producto interior bruto (PIB) de algo más de un billón de euros al año, es decir, un millón de millones de euros al año. Esto significa que España está entre las 15 economías más grandes del mundo, y que, desde este punto de vista, parece muy complicado que una economía de semejante tamaño pueda quebrar. Pero dicho esto, España tiene una deuda exterior de casi 900.000 millones de euros, es decir, que los españoles debemos casi todo lo que producimos y vendemos durante un año. Hablar de miles de millones de euros puede resultar difícil de interpretar en nuestro día a día. Para aclararnos, diremos que esos 900.000 millones de euros de deuda supone que cada español debe aproximadamente 20.000 euros, además, lógicamente de las deudas que cada español tenga a nivel personal (préstamos hipotecarios, préstamos de consumo, etc). Esto es, como en mi casa somos cuatro, mi padre, mi madre,  mi hermana y yo, que nuestra familia tiene contraída una deuda de 80.000 euros. Por si esto fuera poco, no debemos olvidar que esos 900.000 millones de euros que debemos conllevan los correspondientes intereses que tenemos que pagar anualmente y que suponen casi 40.000 millones de euros cada año. Es decir, que cada español tiene que pagar mil euros al año solo para pagar los intereses de los 900.000 millones que debemos. Como en mi casa somos cuatro tenemos que pagar 4 mil euros todos los años. La pregunta inmediata es: ¿A quién le debemos tanto dinero? La respuesta es obvia: a quién nos lo ha prestado. ¿Y quién nos lo ha prestado? Pues nos lo han prestado fondos de pensiones internacionales, es decir, fondos que manejan los ahorros de las personas de otros muchos países del mundo, bancos internacionales que manejan los ahorros de trabajadores y pensionistas de muchas naciones y estados, que como es lógico, todos ellos esperan recuperar el dinero que nos han prestado con sus correspondientes intereses. Hasta aquí todo sería normal porque no hay prácticamente ningún país del mundo, sobre todo los países occidentales, que no estén endeudados. ¿Cuál es entonces el problema? El problema es que las personas que dirigen los fondos internacionales, los bancos y los estados, piensan que España muy posiblemente no pueda devolver en el futuro los 900000 millones que ya nos han prestado y sus correspondientes intereses, y es por eso que no quieren arriesgar el dinero de sus clientes, trabajadores y pensionistas prestándoselo a una nación de la que no tienen la seguridad de que pueda devolver lo que ya le han prestado. Esto también ocurre a la inversa porque también los fondos de inversión y bancos españoles han sido tradicionalmente prestamistas de países en los que ahora difícilmente invertirían, porque tampoco quieren poner en riesgo el dinero de sus clientes. Hay que recordar que en una economía tan globalizada todos prestamos y tomamos prestado.
Y en esta situación es en la que nos encontramos, en una de las 15 primeras economías del mundo que genera un enorme PIB pero que a la vez tiene una deuda del 90% de ese PIB que se ve incrementada año a año puesto que nuestro déficit cerró el año pasado en un 9%, es decir, aumentamos nuestra deuda en 9% más, y este año, muy probablemente la volvamos a incrementar en más de un 6%.
Probablemente no es ahora el momento de analizar cómo hemos llegado a esta situación de deuda, pero sí de analizar nuestras posibilidades de mejorar esta situación.
Hay quien habla de no pagar la deuda, pero esta no parece una solución realista, dado que no pagar la deuda significa que durante muchos años nadie volvería a prestarnos dinero y difícilmente el estado y las autonomías podrían hacer frente a gastos como la sanidad, la educación, etc.
La otra alternativa, que parece más razonable, es intentar reducir nuestros gastos como país igual que haría una familia para ir poco a poco devolviendo la deuda que tenemos y recuperando la confianza en nuestra economía de aquellos que nos tienen que seguir prestando. Esto es lo mismo que exigen nuestros fondos de inversión y nuestros bancos a otros países cuando les tienen que prestar el dinero de sus clientes. Dicho esto, la gran pregunta es: ¿seremos capaces por nosotros mismos? Si la respuesta es positiva significará que poco a poco iremos reduciendo nuestra deuda, y nuestros bancos y empresas tendrán dinero para prestar a otras muchas pequeñas y medianas empresas para que puedan contratar más trabajadores. Si por el contrario no somos capaces, tendrá que ser el Banco Central Europeo quien nos preste el dinero que nadie nos querría prestar para que podamos seguir pagando los servicios públicos. Pero como cualquier préstamo, este tampoco será gratis y nos exigirán que recortemos drásticamente nuestros gastos. Porque con rescate o sin rescate, lo que debemos y lo que estamos pidiendo vamos a tener que pagarlo.

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