Estas semanas hemos oído a nuestro ministro de economía don
Luis de Guindos y al ministro de economía alemán afirmar que España no necesita
un rescate. Al mismo tiempo, el Banco Central Europeo transmite a la
opinión pública que Europa está preparada
para rescatar a España en cuanto este lo solicite. Igual que estas noticias
aparentemente contradictorias, hemos recibido otras muchas informaciones a lo
largo de los últimos meses. ¿Tiene que ser España rescatada? ¿Tiene que serlo
solo parcialmente? ¿Hay dinero suficiente para rescatar al Reino de España?
¿Basta con rescatar la parte dañada del sistema financiero español? ¿Puede
permitirse Europa y el Euro una quiebra de su cuarta economía? ¿Es un problema
de una economía como la española, o es un problema de la zona Euro?
La economía española tiene un producto interior bruto (PIB)
de algo más de un billón de euros al año, es decir, un millón de millones de
euros al año. Esto significa que España está entre las 15 economías más grandes
del mundo, y que, desde este punto de vista, parece muy complicado que una
economía de semejante tamaño pueda quebrar. Pero dicho esto, España tiene una
deuda exterior de casi 900.000 millones de euros, es decir, que los españoles
debemos casi todo lo que producimos y vendemos durante un año. Hablar de miles
de millones de euros puede resultar difícil de interpretar en nuestro día a
día. Para aclararnos, diremos que esos 900.000 millones de euros de deuda
supone que cada español debe aproximadamente 20.000 euros, además, lógicamente
de las deudas que cada español tenga a nivel personal (préstamos hipotecarios,
préstamos de consumo, etc). Esto es, como en mi casa somos cuatro, mi padre, mi
madre, mi hermana y yo, que nuestra
familia tiene contraída una deuda de 80.000 euros. Por si esto fuera poco, no debemos
olvidar que esos 900.000 millones de euros que debemos conllevan los
correspondientes intereses que tenemos que pagar anualmente y que suponen casi
40.000 millones de euros cada año. Es decir, que cada español tiene que pagar
mil euros al año solo para pagar los intereses de los 900.000 millones que
debemos. Como en mi casa somos cuatro tenemos que pagar 4 mil euros todos los
años. La pregunta inmediata es: ¿A quién le debemos tanto dinero? La respuesta
es obvia: a quién nos lo ha prestado. ¿Y quién nos lo ha prestado? Pues nos lo
han prestado fondos de pensiones internacionales, es decir, fondos que manejan
los ahorros de las personas de otros muchos países del mundo, bancos
internacionales que manejan los ahorros de trabajadores y pensionistas de
muchas naciones y estados, que como es lógico, todos ellos esperan recuperar el
dinero que nos han prestado con sus correspondientes intereses. Hasta aquí todo
sería normal porque no hay prácticamente ningún país del mundo, sobre todo los
países occidentales, que no estén endeudados. ¿Cuál es entonces el problema? El
problema es que las personas que dirigen los fondos internacionales, los bancos
y los estados, piensan que España muy posiblemente no pueda devolver en el
futuro los 900000 millones que ya nos han prestado y sus correspondientes
intereses, y es por eso que no quieren arriesgar el dinero de sus clientes,
trabajadores y pensionistas prestándoselo a una nación de la que no tienen la
seguridad de que pueda devolver lo que ya le han prestado. Esto también ocurre
a la inversa porque también los fondos de inversión y bancos españoles han sido
tradicionalmente prestamistas de países en los que ahora difícilmente
invertirían, porque tampoco quieren poner en riesgo el dinero de sus clientes.
Hay que recordar que en una economía tan globalizada todos prestamos y tomamos
prestado.
Y en esta situación es en la que nos encontramos, en una de
las 15 primeras economías del mundo que genera un enorme PIB pero que a la vez
tiene una deuda del 90% de ese PIB que se ve incrementada año a año puesto que
nuestro déficit cerró el año pasado en un 9%, es decir, aumentamos nuestra
deuda en 9% más, y este año, muy probablemente la volvamos a incrementar en más
de un 6%.
Probablemente no es ahora el momento de analizar cómo hemos
llegado a esta situación de deuda, pero sí de analizar nuestras posibilidades
de mejorar esta situación.
Hay quien habla de no pagar la deuda, pero esta no parece
una solución realista, dado que no pagar la deuda significa que durante muchos
años nadie volvería a prestarnos dinero y difícilmente el estado y las
autonomías podrían hacer frente a gastos como la sanidad, la educación, etc.
La otra alternativa, que parece más razonable, es intentar
reducir nuestros gastos como país igual que haría una familia para ir poco a
poco devolviendo la deuda que tenemos y recuperando la confianza en nuestra
economía de aquellos que nos tienen que seguir prestando. Esto es lo mismo que
exigen nuestros fondos de inversión y nuestros bancos a otros países cuando les
tienen que prestar el dinero de sus clientes. Dicho esto, la gran pregunta es:
¿seremos capaces por nosotros mismos? Si la respuesta es positiva significará
que poco a poco iremos reduciendo nuestra deuda, y nuestros bancos y empresas
tendrán dinero para prestar a otras muchas pequeñas y medianas empresas para
que puedan contratar más trabajadores. Si por el contrario no somos capaces,
tendrá que ser el Banco Central Europeo quien nos preste el dinero que nadie
nos querría prestar para que podamos seguir pagando los servicios públicos.
Pero como cualquier préstamo, este tampoco será gratis y nos exigirán que
recortemos drásticamente nuestros gastos. Porque con rescate o sin rescate, lo
que debemos y lo que estamos pidiendo vamos a tener que pagarlo.